SUSTANCIAS TÓXICAS EN LA UE/LA INDUSTRIA QUIERE SABOTEAR LOS PLANES DE LA UE PARA ELIMINAR PRODUCTOS QUÍMICOS PELIGROSOS/Hogar sin Tóxicos se moviliza
El Consejo de la Industria Química Europea (CEFIC), que reconoce invertir anualmente casi 10 millones de euros en actividades de lobby ante instituciones europeas, ya ha empezado a movilizarse en contra de los planes de la UE para restringir miles de sustancias tóxicas. El responsable de Hogar sin Tóxicos, Carlos de Prada, advierte de que la industria buscará cómo mantener la llamada “sustitución lamentable”, es decir, que nuevas sustancias químicas sin evaluar debidamente… sigan reemplazando a las que se prohíben.
La Comisión Europea acaba de presentar esta semana su nuevo plan para restringir miles de sustancias tóxicas. Bruselas plantea una hoja de ruta en la que contempla una más rápida prohibición de sustancias tóxicas por grupos, y no una a una como hasta ahora, con el objetivo de reducir la exposición de las personas y el medio ambiente a productos químicos dañinos. Sin embargo, Hogar sin tóxicos advierte de que el camino no será sencillo. Tal y como señala su responsable, Carlos de Prada, “se anuncia una dura batalla, porque la industria química es una de las más poderosas de Europa y tiene un ejército de lobbistas que ya se están movilizando para intentar frustrar la que puede ser la mayor restricción de sustancias tóxicas que se haya visto hasta ahora”.
EL LOBBY FEROZ
El Consejo de la Industria Química Europea (CEFIC), que reconoce invertir casi 10 millones de euros al año en actividades de lobby vis-à-vis ante los funcionarios europeos[i], ya ha mostrado su inquietud, aportando previsiones que De Prada califica de “catastrofistas”, según las cuales más de 12.000 sustancias se podrían ver afectadas[ii]. Sin embargo, el European Environmental Bureau (EEB)[iii] estima entre 5.000 y 7.000 la cantidad de sustancias que podrían prohibirse para 2030. Para Carlos de Prada, “es una táctica que se repite cada vez que se anuncian medidas importantes, basadas en la evidencia científica, a favor de la salud y el medio ambiente, como ya ocurrió hace pocos años cuando la industria consiguió sabotear los planes para que la UE regulase de forma adecuada las sustancias que pueden alterar el sistema hormonal del organismo[iv]”. El responsable de Hogar sin Tóxicos advierte que “a la propuesta de la Comisión le espera un largo camino de trámites. Según estimaciones de entidades como Transparencia Internacional, decenas de miles de personas trabajan en labores de lobby ante las instituciones de la Unión Europea[v] y la industria química es uno de los sectores que más invierte en ello, así que habrá que estar muy encima para que se tengan en cuenta el interés general de la ciudadanía y la evidencia científica y no prevalezcan una serie de intereses muy particulares”.
“SUSTITUCIÓN LAMENTABLE”
En opinión de De Prada, a la industria puede molestarle mucho que el nuevo enfoque de la UE dificulte una de las estratagemas que ha venido usando más frecuentemente para burlar la debida regulación de las sustancias tóxicas: la llamada “sustitución lamentable”[vi]. Consiste en que cada vez que se consigue prohibir o restringir una sustancia tóxica, la industria echa mano de su reserva de sustancias de la misma familia que, al final, pueden acabar teniendo efectos perjudiciales análogos. “Como la hoja de ruta de Bruselas propone prohibir algunas familias de sustancias tóxicas y no limitarse a hacerlo con las sustancias una a una, puede dar al traste con ese truco de la industria que ha sido una auténtica lacra, ya que después de que se pueda tardar décadas en restringir una sola sustancia, al final se sustituía por otra parecida, y vuelta a empezar”, explica Carlos de Prada.
CAMBIO DE RUMBO
Para Hogar sin Tóxicos, esta hoja de ruta supone un cambio de rumbo que mejora unos procesos de control de las sustancias químicas que hasta ahora han sido lentos e ineficientes, y que solo han permitido regular un número muy escaso de sustancias tóxicas en comparación con las decenas de miles de sustancias químicas sintéticas en circulación. Según el European Environmental Bureau, entre las sustancias que podrían acabar siendo restringidas si la industria no lo frustra destacan algunas como, por ejemplo, cloruro de polivinilo (PVC) [vii] y sus aditivos[viii]; PFAS[ix] para usos no esenciales (más de 4.700 compuestos diferentes[x] entre los cuales figuran compuestos asociados a diferentes problemas de salud[xi]); bisfenoles[xii] (un amplio grupo de más de 200 sustancias, de las que se ha visto que al menos 37 pueden tener propiedades de alteración hormonal[xiii], por lo que pueden causar efectos adversos a bajísimas concentraciones[xiv]); retardantes de llama[xv] (entre 50 y 100 sustancias[xvi]); sustancias tóxicas en productos de puericultura[xvii] (unas 1775 sustancias[xviii]); y tóxicos en pañales / pañales de un solo uso[xix] (decenas de sustancias[xx]).