OPINIÓN/PEDRO BURRUEZO/“Ya comemos como transhumanos”

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Updated: julio 25, 2022

En este texto de opinión, Pedro Burruezo nos recuerda que no sólo es importante lo que se come, sino cómo se come…

Aquellos que piensan que no tienen tiempo para una alimentación saludable…
tarde o temprano encontrarán tiempo para la enfermedad

Edward Stanley

Durante años y años, en «The Ecologist» y en «El Ecomensasjero Digital», he publicado, editado, corregido y/o traducido artículos, míos y/o de otros/as autores/as, que tenían que ver, directa o indirectamente, con las consecuencias en la salud ciudadana y medioambiental de la ingesta de alimentos nocivos, insalubres, saturados de azúcares y grasas, producidos con químicos, transgénicos, etc. Cada vez más, no obstante, me doy cuenta de que ya no sólo nos alimentamos con basura. Sino que, además, comemos viendo basura, escuchando basura, etc.
 
ESTUDIOS
Los estudios alertan de las consecuencias negativas de que las familias vayan despareciendo y, con ellas, los hábitos saludables en torno al hecho de alimentarse. Comer en familia, hablando, dialiogando, riendo, repasando los temas del día, etc., es muy saludable. Hay que volver a ser agradecidos y dar las gracias por los alimentos, sacralizarlos, etc. Hace mucho bien al cuerpo y al alma. Por ejemplo, determinados informes aclaran que, si vemos la TV mientras comemos, especialmente en soledad, podemos comer más o menos de lo necesario. El rotativo “La Vanguardia” publicaba recientemente: “Para empezar, ver la TV comiendo puede afectar a las señales de saciedad que el cerebro nos envía. ‘Al no prestar atención a la comida, obviamos esos avisos, que son más débiles que los del hambre, y es probable que comamos más’, advierte Juana María González, dietista-nutricionista y directora técnica de Alimmenta. Aunque también puede lograr el efecto contrario en personas con poco apetito. ‘Esto ocurre porque no somos conscientes de lo que hacemos, el estómago y el cerebro dejan de estar conectados’, aclara la nutricionista Laura Jorge”. Podemos acabar engordando o teniendo problemas de anorexia por no sentarnos a la mesa a comer en familia.

ACTITUD RELAJADA
En Vitónica hemos leído: “Normalmente cuando vemos la televisión mantenemos una actitud relajada pues es una forma de evadirnos de la rutina y sumergirnos en un mundo ficticio. Es por esto que nuestra forma de pensar es más relajada y menos crítica a los estímulos que recibimos. Además, a esto hay que sumar que nuestra conciencia no actúa de igual forma que cuando no estamos viendo la televisión. Por estos motivos ver la tele es un momento malísimo para ingerir alimentos a causa de que nuestro cuerpo está más pendiente de lo que vemos que de lo que comemos. A esto hay que añadir que la comida preferida mientras estamos delante del televisor son los snacks o aperitivos que normalmente suelen ser alimentos con un alto contenido en grasas saturadas y calorías vacías que lo único que nos aportan es colesterol sin nutrientes”.

“SER PADRES”
La publicación “Ser padres” le presta mucha atención al asunto: “Algunos estudios demuestran que los niños que comen junto con sus padres se alimentan mejor que los que comen solos. Toman más frutas y verduras, ingieren más cantidad de vitaminas y minerales, consumen más fibra, poseen mayores habilidades de expresión, establecen relaciones más saludables con los otros y se sienten mejor integrados en su familia. Pero todos esos beneficios desaparecen cuando el grupo familiar mira la televisión durante la comida. ¿Por qué?
  ·Cuando los comensales están pendientes de la tele no le prestan atención a lo que comen. No aprecian el sabor de los alimentos ni sus cualidades y además pierden el control sobre la cantidad que están comiendo. En este sentido, el hábito de comer viendo la televisión puede favorecer la obesidad.
  ·Las familias que comen viendo la televisión toman menos frutas y verduras, alimentos que proporcionan fibra, vitaminas y minerales y tienen un efecto protector contra enfermedades cardiovasculares y distintos tipos de cáncer.
  ·La relación entre los comensales se reduce, la familia habla menos y, si lo hace, la conversación se centra en el programa que está viendo.

TRANSHUMANOS
Cada vez más personas no se conforman solo con alimentarse de productos ecológicos: prefieren los procedentes de la agroecología local. De la misma manera, habrá que poner cada vez más cuidado no solo en qué comemos, sino en cómo lo hacemos. Si no queremos ser transhumanos, habrá que darle un giro a nuestras vidas y empezar a guardar ciertas maneras, que, por otro lado, tienen un sinfín de efectos positivos en lo físico y en lo psicológico, como hemos visto. Un mundo transhumano, sin familias, individualista, ególatra, conduce a un mundo de alimentación mecánica e insalubre. Es tan importante apostar por la agroecología como por las familias, la tribu, la comunidad. Alimentarse bien es algo más que ingerir alimentos.