Los niños, amenazados por la exposición a productos químicos nocivos

By
Updated: marzo 5, 2024

Un informe de Child Rights International Network (CRIN) denuncia que el retroceso en el control de las sustancias tóxicas en la UE amenaza el derecho a la salud de millones de niñosLos niños tienen más tóxicos en sus cuerpos que los adultos y, al estar en plena etapa de crecimiento, son más vulnerables ante sus efectos dañinosLa deficiente legislación europea permite que productos infantiles como juguetes, pañales o productos de aseo puedan contener sustancias peligrosas.

Un informe[i] de Child Rights International Network (CRIN[ii]) denuncia que la mala legislación europea sobre las sustancias tóxicas atenta gravemente contra algunos derechos fundamentales de los niños como, entre otros, el derecho a la vida, a la salud, a la integridad corporal y a un medio ambiente sano. Se violan con ello diferentes acuerdos internacionales vinculantes firmados por la UE y sus estados miembros como, entre otros, el propio Tratado de la UE[iii] o la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos de la Infancia[iv]. CRIN hace un llamamiento a que la UE “cumpla los compromisos que contrajo cuando presentó la Estrategia de Productos Químicos para la Sostenibilidad[v] (2020) y la Estrategia sobre los Derechos del Niño[vi] (2021)” y deje de ceder ante las presiones de la industria química europea, que ha logrado diluir las restricciones de sustancias tóxicas que habrían reducido la exposición de los niños. 

CARLOS DE PRADA
En opinión de Carlos de Prada, responsable de la iniciativa Hogar sin Tóxicos que, como CRIN, colabora con el European Environmental Bureau (EEB) en la difusión de los riesgos de las sustancias tóxicas, “lamentablemente, si la Comisión Europea no rectifica sus recientes decisiones, como la de frustrar la necesaria reforma del deficiente reglamento REACH[vii] de productos químicos, o la de frenar la reducción del uso de los pesticidas, los niños europeos seguirán expuestos durante mucho tiempo a una serie de riesgos innecesarios”. El informe de CRIN denuncia que la UE “no ha acometido la necesaria revisión y mejora de la defectuosa ley global sobre sustancias químicas de la UE, el reglamento REACH[viii]. Mientras, los niños están pagando el precio, en perjuicio de su salud y del medio ambiente, suponiendo una clara negación de sus derechos. Algo que, además, tiene un impacto importante en los servicios nacionales de salud, las economías y el bienestar social”.

PÉRDIDA DE COEFICIENTE INTELECTUAL
Como recuerda Carlos de Prada, “los niños son las víctimas principales de las sustancias tóxicas. No solo las tienen en sus cuerpos en mayor cantidad que los adultos[ix] sino que, al estar en su etapa de desarrollo, son más sensibles a sus efectos. La ciencia ha constatado que concentraciones bajísimas de algunas sustancias, como aquellas capaces de alterar el equilibrio hormonal, pueden causar alteraciones irreversibles en los niños[x]”. El informe de CRIN cita investigaciones científicas que han asociado la exposición a sustancias tóxicas en etapas tempranas de la vida con efectos como incremento de riesgo de cánceres infantiles, pérdida de coeficiente intelectual, asma, diabetes, obesidad, etc.  Como ejemplo de los daños que las sustancias disruptoras endocrinas pueden producir en la infancia, Carlos de Prada menciona los informes[xi] que en su día publicó la entidad mundial de referencia científica en el tema, la Endocrine Society. En ellos se alertaba, por ejemplo, de que la exposición a residuos de pesticidas organofosforados, muy frecuentes como residuos en los alimentos no ecológicos, podía estar causando, entre otros efectos, la pérdida anual de 13 millones de puntos de coeficiente intelectual en los niños de la UE.  El informe de CRIN critica que el Parlamento Europeo rechazase en noviembre de 2023 el plan para mejorar la deficiente normativa vigente de pesticidas, una normativa que ha permitido una “exposición diaria y continua de los niños a pesticidas peligrosos en la UE[xii]”. La Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA), al igual que otras entidades, ha mostrado[xiii] que las concentraciones de pesticidas en los niños son mayores que en los adultos, siendo los infantes más sensibles a sus efectos dañinos[xiv].

NUMEROSOS INFORMES CONSTATAN LAS DEFICIENCIAS
El documento denuncia, además, la deficiente legislación que permite la presencia de muchas sustancias tóxicas en los juguetes y otros productos infantiles[xv]. Una evaluación[xvi] de la propia Comisión Europea halló graves deficiencias; por ejemplo, en la Directiva Europea de Seguridad de los Juguetes (Toy Safety Directive[xvii]), fundamentalmente por no tener en cuenta debidamente el conocimiento científico a la hora de evaluar el riesgo para los pequeños. CRIN cita que el Consejo Danés de Consumidores encontró bisfenoles tóxicos en el 60% de los productos infantiles analizados (por ejemplo, en la mitad de los productos para la dentición infantil[xviii]). La organización holandesa Tegentif[xix], por su parte, encontró en juguetes de plástico diferentes sustancias identificadas como altamente preocupantes[xx] por la Agencia Europea de Productos Químicos (ECHA). También denuncia la gran cantidad de veces que el sistema europeo de alerta rápida Safety Gate[xxi] revela la presencia de sustancias tóxicas en juguetes[xxii]. La Comisión Europea propuso en 2023 mejorar la normativa sobre juguetes[xxiii], pero se está a la espera de que se materialice debidamente[xxiv]. Según el informe de CRIN, ni los pañales para bebés se libran de poder contener sustancias muy peligrosas como el formaldehido, los hidrocarburos aromáticos policíclicos o las dioxinas[xxv]. La agencia oficial francesa ANSES[xxvi] encontró 38 sustancias muy peligrosas en los pañales vendidos en la UE[xxvii] y realizó una propuesta formal de restricción de varias sustancias en 2021. Sin embargo, la UE decidió no adoptar medidas adecuadas[xxviii], de modo que el problema persiste[xxix] pese a conocerse.

SUSTANCIAS CARCINOGÉNICAS
En noviembre de 2023 la Agencia Europea de Productos Químicos (ECHA) publicó un informe[xxx] que concluía quesustancias peligrosas, carcinogénicas, mutagénicas o tóxicas para la reproducción pueden estar presentes en muchos productos de cuidado infantil, como productos de aseo, pañales, asientos de automóvil y colchones. Entre las sustancias más frecuentemente detectadas se citaban algunas como el plomo y los ftalatos.Se ha trabajado en una propuesta de restricción de la presencia de tales sustancias en el ámbito de la UE, pero aún está por ver cómo se materializa. El informe de CRIN destaca que hay “promesas clave permanecen sin cumplir[xxxi], como es el caso de la llamada Hoja de Ruta de Restricciones[xxxii] de 2022” por la que la Comisión Europea anunciaba planes para restringir severamente o prohibir miles de sustancias muy peligrosas[xxxiii]. Tal iniciativa está lejos de avanzar adecuadamente a causa de las presiones industriales, de modo que es bastante probable que sustancias reconocidamente peligrosas como bisfenoles, PFAS, ftlalatos y retardantes de llama, entre otras, continúen siendo usados por mucho tiempo en la UE. El informe pide, además, que se prohíba exportar fuera de la UE aquellas sustancias cuyo uso en territorio comunitario está prohibido por sus peligros. Frecuentemente dichas sustancias son exportadas a países en los que, debido a sus escasas medidas preventivas, los daños que se generan a los niños pueden ser mayores que en la UE[xxxiv].

BEBÉS CONTAMINADOS
Una circunstancia preocupante es que, como denuncia CRIN, “los bebés ya nacen precontaminados”. La exposición de los niños a las sustancias tóxicas comienza ya antes de su nacimiento, durante el desarrollo fetal, un periodo especialmente sensible en el que los contaminantes pueden generar efectos más profundos[xxxv]. Algunos de los efectos podrían manifestarse incluso décadas después, en lo que se conoce como el “origen fetal de las enfermedades de adulto”. Pero posteriormente, durante la infancia, siguen siendo especialmente vulnerables.  CRIN solicita una profunda reforma de la legislación sobre productos químicos, para que se dejen de incumplir los deberes legales a los que la UE está obligada en virtud de diferentes tratados europeos y de las Naciones Unidas. “La defensa de los niños debe ser lo primero, y anteponerse, como un interés superior, a la hora de acometer la necesaria mejora de la legislación sobre sustancias químicas de la UE», alega esta organización. Según el informe de CRIN, “tal y como están las cosas, los niños viven en un entorno legal que está fallando para protegerlos”. El documento denuncia que a pesar de las leyes y políticas desarrolladas “hay sustancias peligrosas todavía presentes por doquier: en los alimentos, en el aire, en el agua y en productos de uso cotidiano”. Cada año se emplean en la UE 196 millones de toneladas de sustancias peligrosas para la salud[xxxvi], tal y como se refleja en el documento.

EVALUACIONES INCOMPLETAS
Uno de los aspectos más preocupantes que denuncia es que se siguen comercializando infinidad de productos químicos sin que previamente se haya demostrado que no representan riesgos para la salud. Los datos proporcionados por la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA) muestran que solo se ha evaluado más o menos de manera adecuada la toxicidad de 500 de las 100.000 sustancias químicas sintéticas que circulan en el mercado europeo[xxxvii]. También, los recientes datos de la Iniciativa Europea de Biomonitorización Humana (HBM4EU) han mostrado que la población general europea tiene una exposición interna “alarmantemente alta” a múltiples sustancias nocivas, especialmente en los niños[xxxviii]. El informe de CRIN denuncia que, si no se toman medidas ahora, los daños no harán más que aumentar, a medida que crezca el uso de productos químicos tóxicos y se acumulen sustancias persistentes en el medio ambiente.