LIBROS / ANNA LEMBKE / “Generación Dopamina”

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Updated: febrero 21, 2023

El nuevo libro de Anna Lembke se llama “Generación Dopamina”. Beth Magy, autora de “Dopesick”, ha dicho del libro: “Brillante, cautivador, aterrador, convincente e ingeniosamente argumentado”. Pedro Burruezo escribe esta amplia reseña de esta obra reveladora cuyo subtítulo ya lo dice todo: “Cómo encontrar el equilibrio en la era del goce desenfrenado”. No, tranquilos/as, no es un volumen de autoayuda.

El último libro de Anna Lembke se lee rápido, pero es de difícil digestión. Porque su contenido es tremendo. Es una descripción perfecta del mundo actual: un mundo de personas adictas a todo tipo de hábitos malsanos y extraordinariamente perjudiciales, individual y colectivamente, que causan una gran cantidad de dolor en diversas formas. Nadie parece estar preparado para el dolor, para el fracaso, para el silencio… Hay que gozar continuamente y compulsivamente. Y las consecuencias de ello son abrumadoras. Si a esto le sumamos que el capitalismo no tiene escrúpulos y que los empresarios, tampoco… Entonces, señoras y señores, pasen y vean: cómo se puede destruir las familias, la sociedad, la salud de las personas… para seguir obteniendo pingües beneficios con la connivencia del estado. Asesinos encorbatados nos acechan por todas partes.

DATOS ESCALOFRIANTES
Los datos que aporta son escalofriantes. Se llevan la palma lo que podríamos denominar como drogas dopaminérgicas. Pero la crítica no es exclusiva de ese tipo de adicciones. Porque hay otras. En la sociedad moderna, todo, o casi todo, conduce a adiciones malsanas: alcohol, drogas, porno, juegos de azar, videojuegos, comer comida basura hasta reventar… La cosa ha empeorado con los dispositivos electrónicos, móviles, etc. Porque lo ponen todo muy cerca y de forma inmediata. Ahora mismo pueden consumir porno en el Metro, pedir 15 pizzas basura cargadas de grasas y azúcares o jugar a la ruleta online. O pedir una receta de algún fármaco con opioides que te hará olvidarte de todo… sólo por unos segundos.

INMADUROS EMOCIONALMENTE
Nuestra sociedad crea masas alfabetizadas pero emocionalmente inmaduras. El asunto tiene poco que ver con la inteligencia, tal y como es entendida en Occidente. Porque la mayoría de los casos citados por la autora, extraídos de su consulta, con el consentimiento de los/as pacientes, no son personas iletradas ni de barrios muy marginales. Sino catedráticos, informáticos, estudiantes, etc. Hombres y mujeres desesperados/as que no saben vivir en un mundo que no sea un mundo de placer continuo. Y, porque el universo está hecho de expansión y contracción, cuanto más placer… más dolor, más desastres, más miserias. Como el del tipo aquel que se pasaba horas y horas con un aparato masturbatorio conectado a un tocadiscos. Era un invento propio. Tenía tanta necesidad de goce que su vida se transformó en un auténtico calvario. O la chica que fumaba marihuana a todas horas para combatir la ansiedad. Y, cuanta más marihuana, más ansiedad. O el muchacho que se enganchó a los fármacos con opioides para combatir su soledad. Cuantos más fármacos y más opioides, más solo se encontraba. La receta para salir del caos: Más es menos. Prescinde de las necesidades que te autoimpone el Sistema y que tú mismo acabas de perfilar. Sé austero. Emocionalmente rico, pero libre de apegos a sustancias, comidas, placeres, ruletas, tecnologías… Lo básico, lo necesario. Nada más. La adicción está a la vuelta de la esquina. Todos somos potencialmente adictos aunque, es verdad, existen algunas personas muy condicionadas genéticamente. Para ellos/as, tener tanta tentación a un clic de móvil… es un gran peligro. Como ya le ocurre a millones, millones y millones de personas en todo el orbe. Ciertas drogas se ceban más y mejor entre los pobres. Es angustioso leer algunos de los informes citados por la autora. ¿Hacia dónde vamos? ¿Qué mundo es este? Mientras, los ricos son más ricos y, en buena medida, se enriquecen, se lucran… con las miserias de todas estas pobres gentes. Porque las grandes empresas se benefician de la pobreza emocional de los ciudadanos, que consumen lo que sea a cascoporro: azúcar, alcohol, opioides, coca, videojuegos, porno, juegos, grasas insaturadas…

ESCLAVOS DE LA DOMAPINA
La autora nos pregunta: “¿Somos esclavos de la dopamina, la hormona de la felicidad?”. La psiquiatra nos habla claramente de qué precio vamos a pagar, como individuos y como sociedad, si seguimos esclavizados ante la dopamima. La autora lo borda cuando explica quenuestro cerebro ha evolucionado para evitar el dolor pero que, a cambio, nos hemos vuelto adictos a los estímulos opuestos: drogas, comida, juego, compras, redes sociales, pornografía. La responsable es esa sustancia química que gobierna los centros del placer y del dolor en el cerebro. Yo diría que el consumo de ciertos estupefacientes, cada vez más potentes, especialmente los opioides sintéticos, como el fentanilo, siempre lleva a la adicción. No hace falta ni siquiera que sea un consumo desenfrenado. Y, una vez ahí, ya con nuestro cerebro descompensado, somos carne de cañón de lo que sea. Pero, incluso así, la autora propone esperanzas. Aunque, eso sí, con el fuego no se puede jugar. Y hace falta mucho esfuerzo y frialdad. El único remedio es ayunar, tanto si eres “normal” como si eres “adicto”. Ayunar, ayunar y ayunar. Sólo el ayuno de tanta basura puede hacer que no acabemos llenos de mierda, por activa y por pasiva. De todo lo que es bueno y placentero, sólo un poquito, de vez en cuando. Y de todo aquello que ya sabemos que es pernicioso, cuanto más lejos… mejor. ¿Nuestra vida será más aburrida? No. Una existencia alejada de toda esa inmundicia no es más pobre, sino mucho más rica y libre. Los estímulos presuntamente placenteros que pueden provocar la cocaína, el crack, la heroína, el alcohol, el fentanilo, otros opioides, determinados ansiolíticos, muchos fármacos… son gozo para hoy y miseria para mañana. Por otro lado, los videojuegos, el juego de azar, el azúcar, el consumo compulsivo tiktokero… nos harán mediocres. ¿Hay algo peor que eso?