La Revolución Ecológica
La magnitud de los problemas a los que se enfrenta la Humanidad en nuestra era es extraordinaria. La crisis ecológica ya es una realidad patente en todos nuestros hogares y lo que vendrá será peor si no somos capaces de cambiar las cosas. Además, también existe una crisis sanitaria: pandemia de cáncer, aumento de las enfermedades raras, asmas y alergias por doquier, expansión de la obesidad, aumento de la depresión y de los suicidios… Urge un cambio radical de modelo en lo agroalimentario, lo energético, lo sanitario, lo educativo… BioCultura reúne los diferentes ámbitos en los que es preciso actuar y actuar urgentemente. Empieza por ti mismo y cambia tu forma de alimentarte…
Durante mucho tiempo, el movimiento ecologista ha apelado a la razón para que la ciudadanía fuera capaz de cambiar la cosas, habida cuenta de que nuestra clase política era y ha sido incapaz de tomar el toro por los cuernos y de enfrentarse a los grandes problemas que nos asuelan. Mientras, el calentamiento global muestra sus cada vez más desastrosas consecuencias. Por otro lado, hemos comido muy mal durante décadas y pensábamos que eso no iba a tener consecuencias, pero la pandemia de cáncer no hace más que crecer y se muestra muy virulenta a edades cada vez más tempranas. Si vamos analizando cada uno de los ámbitos de la existencia… observaremos que se necesitan profundas revisiones, si no giros de 360 grados, para que la Humanidad pueda sobrevivirse a sí misma. ¿Qué podemos hacer nosotros?: ser modelos de ese cambio.
SÉ EL CAMBIO QUE QUIERES VER
El gran cambio tiene que empezar por uno mismo. Al mismo tiempo que ejercemos presión sobre las instituciones municipales, autonómicas, estatales, europeas y mundiales para que cambien sus leyes y sus inercias, somos nosotros mismos quienes debemos actuar en consecuencia con esa ecosofía de ecología profunda, honestidad ambiental y sanitaria y respeto por la vida… Toda acción, por pequeña que sea, importa. Y, quizás, cuando plantamos un árbol o cultivamos nuestro huerto ecológico en este lado del mundo… revolotean las mariposas en las antípodas. Para ese cambio personal, familiar, social… necesitamos profundas convicciones éticas y espirituales, pues la razón no lo es todo. Tenemos multitud de informes científicos que nos llaman a actuar con urgencia en todos los ámbitos de la sociedad y a hacerlo sin dilación. Lo único que hace falta es que esos cambios se manifiesten ya. Para que el cambio se vea en el exterior, primero tiene que darse en el interior. Sé el cambio que quieres ver.
UNA REVOLUCIÓN PACÍFICA
La revolución ecológica es una revolución pacífica y casi silenciosa, pero no deja de ser una revolución. Cada vez más personas en todo el planeta están mostrando una profunda disconformidad y rebeldía frente a un sistema político, productivo y social que está llevando al desastre al planeta y que conlleva muerte, enfermedad y desolación por donde quiera que pasa. Ninguna sociedad es justa si no es capaz de garantizar que los que vendrán podrán vivir en un planeta limpio, sostenible y estable. Nosotros estamos haciendo todo lo contrario. Y, ante la inacción de las instituciones políticas, ya ha llegado la hora de actuar. Es preciso cambiar radicalmente nuestros modelos de consumo: la salud del planeta y la nuestra son la misma. Uno de los ámbitos más poderosos para el cambio es la alimentación. La alimentación más ecológica y sostenible es la “bio”, local, de temporada, fresca, a granel, lo más artesana posible, más vegetal que animal… Que nadie te engañe al respecto.
NO SEAMOS CÓMPLICES
La crisis sistémica se manifiesta ya en desórdenes climáticos, enfermedades de la civilización, paro, guerras por los recursos y sus consecuentes migraciones, contaminaciones bioacumulables… El modelo actual se autoliquidará a sí mismo pues sería del todo utópico pensar que un sistema así podría sobrevivir engendrando tanta destrucción. El problema es que, probablemente, morirá matando. No seamos cómplices de esa desolación. Tenemos la obligación moral, ética, espiritual… de llevar a cabo el cambio en nosotros mismos, desapegándonos de los resultados. Muchos jóvenes ya han empezado a manifestarse en todo el orbe. El futuro está en manos de la Providencia pero, pase lo que pase, no seamos cómplices de la barbarie. “En la Naturaleza no hay recompensas ni castigos: hay consecuencias”, dijo Robert Green Ingersoll. Nosotros podemos actuar en uno o en otro sentido y que las consecuencias de nuestros actos contribuyan a la regeneración y no a la degeneración. Come ecológico y local, planta árboles, ahorra energía, no ensucies el mundo, practica la empatía y la compasión, la generosidad y el desprendimiento… Ningún gran cambio social en el mundo se ha llevado a cabo sin premisas de fondo de carácter espiritual, es decir, no materialistas.