La «grandeur» «bio», con altibajos y ejemplos para el sector “eco” español
Durante dos o tres años, el sector ecológico francés ha sufrido una recesión. Parece que 2024 ha sido el año de la recuperación, pero hasta ahora sólo son rumores (a falta de datos fidedignos definitivos). Del estudio del mercado francés, Pablo Bolaño extrae algunas conclusiones que son extrapolables al mundo «bio» español…
No conoces a tus vecinos hasta que hay una crisis
Jonathan Rhys-Meyers/Chris Wilton, en la película “Match Point”
Leímos hace un tiempo en Le Monde: «Los franceses siguen reduciendo sus compras de productos ecológicos. Tras la repentina desaceleración que se sintió a finales de 2021 y la notable ralentización registrada en 2022, la tendencia a la baja se ha mantenido desde principios de 2023. Entre enero y julio, las ventas de alimentos producidos sin fertilizantes químicos ni pesticidas sintéticos se desplomaron un 13%. Una disminución limitada al 2% en valor. Como era de esperar, este mercado está sufriendo las consecuencias de las decisiones de consumo de los franceses, enfrentados a una inflación sin precedentes». El texto del rotativo galo continuaba: «Desde que aumentaron los precios de los alimentos en los estantes de los supermercados (un aumento que alcanzó un máximo del 20% en dos años este verano), los clientes han estado tratando de limitar el coste de sus gastos alimentarios. Si bien las marcas blancas y los productos más asequibles dentro del sector orgánico están avanzando en su cuota de mercado, los productos “bio” en Francia han perdido algo de popularidad. Resultado: en 2022, la proporción de productos orgánicos en la dieta francesa cayó del 6,4% al 6% y el descenso continúa». 2023 no fue mucho mejor.
MÁS DATOS NEGATIVOS
Un documento del ICEX España Exportación e Inversiones señala: «Francia es el país con mayor extensión de cultivos ecológicos en Europa. Sin embargo, el mercado de alimentos ecológicos en Francia está en una fase de recesión. Durante años, el mercado francés de productos ecológicos presentaba un crecimiento sostenido, pero, a partir de 2021, esta tendencia cambió. En el primer semestre de 2023, las ventas de alimentos ecológicos mostraron un descenso tanto en valor como en volumen. La inflación ha aumentado el coste de los productos ecológicos, lo que se ha traducido en un descenso de las ventas». El documento sigue: «Además, otros factores como la crisis de confianza en el etiquetado ecológico y el mayor interés por los productos locales con cadenas de suministro más cortas han contribuido al descenso en su atractivo entre los consumidores. Por el lado de los productores, se está dando un fenómeno de déconversion en el que muchos productores franceses están dejando de producir bajo la certificación ecológica debido a la sobreproducción del mercado». Sabemos que el 92% de los alimentos orgánicos en Francia son consumidos en el hogar. Y la proporción de franceses que no han consumido alimentos ecológicos casi se ha duplicado. Aunque la demanda de alimentos ecológicos en el sector de la restauración ha aumentado, sigue siendo una parte pequeña del mercado. Sólo los consumidores más fieles de productos «bio» están aumentando su consumo, mientras que la demanda global de productos está disminuyendo. Además, el precio medio de los productos ecológicos se mantiene un 27,6% superior al de los alimentos convencionales.

En Francia, la venta directa de artesanos alimentarios en mercados y ferias más las ventas en las propias fincas o desde sus plataformas online supone un 22% del volumen de negocios que genera el sector.
Es una cifra realmente significativa. En España, estamos lejos de este porcentaje, pero es una vía que hay que tener en cuenta para un futuro no muy lejano…
2024, AÑO DE RECUPERACIÓN
Pero parece que 2024 ha sido el año de recuperación del sector ecológico francés. Por ahora solo son rumores. No hay datos exactos. Aunque, según ha anunciado F&H, Biocoop ha subido su facturación un 8% en 2024. Naturalia ha incrementado su facturación un 5%. Las 211 tiendas de Accord bio zanjaron 2024 con un crecimiento superior al 8%. BioMonde y La Vie Claire también han presentado unos resultados positivos en 2024. Según los responsables de La Vie Claire, la menor atención de las grandes superficies al sector ecológico, habida cuenta de la desafección del público durante 2022 y 2023, ha favorecido a las cadenas especializadas, que siguen subiendo escalones. En general, las grandes superficies doblan en ventas a las cadenas especializadas en todos los subsectores, con alguna loable excepción: en legumbres, frutas y verduras y panadería/bollería… las tiendas especializadas venden más que las grandes superficies. En legumbres y frutas y verduras, la venta directa en fincas también tiene un porcentaje más que notorio. Y, en vinos, la venta en la viña/bodega se lleva la palma, desbancando a grandes superficies y establecimientos “bio”.
CUANDO LAS BARBAS DEL VECINO…
Cuando las barbas del vecino veas pelar pon las tuyas a remojar, dice el refrán popular. De lo que ha ocurrido estos años en el mercado francés podemos extraer algunas conclusiones extrapolables para proteger al sector ecológico español.
- Los precios y las crisis coyunturales importan. La alta inflación es un terremoto negativo para el sector ecológico. Necesitamos gobiernos que sean capaces de contener la inflación para proteger, entre otros, al mundo “bio”. Y, además, necesitamos medidas valientes de nuestros gobernantes para proteger al sector ecológico, como una IVA 0 o disminuido. Si un gobernante quiere apoyar al sector ecológico, esta debería ser su forma de actuar…
- En Francia, una parte de la ciudadanía que consumía ecológico ha migrado sus compras al sector de productos locales en circuitos cortos. Y otros consumidores se han pasado a la adquisición de productos “sostenibles”. De todo ello, extraemos dos conclusiones: el océano de nuevas etiquetas “sostenibles” que se acerca dañará profundamente al sector ecológico. La mejor manera de combatirlo es que la palabra “sostenible” no aparezca en esas etiquetas. Porque, además de ser una sostenibilidad falsa, hará mucho daño a los que sí son sustentables de verdad. Por otro lado, el sector ecológico necesita grandes campañas de promoción en los medios públicos para que llegue a todos los hogares españoles la información pertinente sobre la certificación ecológica y las virtudes de un alimento/producto “bio”. La confusión siempre daña al más auténtico. A río revuelto, ganancia de fraudulentos. Un alimento local, si no es ecológico, tiene algunas virtudes, pero siempre serán menores que las del producto orgánico, en igualdad de condiciones.
- Los establecimientos ecológicos que ofrecen verduras y frutas frescas, legumbres y panadería/bollería tienen más posibilidades de sobrevivir que los que no tienen una notoria oferta en ese sentido. En Francia, las ventas de según qué productos son importantes en las propias fincas, mercados, ferias y cooperativas. Una vía de salida muy importante para los productores de verdura, fruta, mermeladas, vinos, zumos… es la venta en la propia finca. Si saben anunciarse y crear experiencias de compra interesantes, tienen su futuro asegurado.
- Las grandes superficies solo se fijan en el sector ecológico en la medida que ven que pueden obtener pingües beneficios. Si no es así, el mundo orgánico no les interesa. Las cadenas “bio”, las tiendas especializadas y los productores que venden en sus fincas, así como los mercados “bio” y las ferias, tienen que saber que el público ecológico es un público muy fidelizado al producto ecológico, pero, con las crisis, busca ofertas y marcas blancas para poder llegar a fin de mes. En la medida que la gran distribución se relaja en su oferta, los demás establecimientos y fórmulas de venta tienen que saber mostrar posibilidades para el público menos pudiente. En España, las cadenas “bio” que tienen políticas de precios competitivos muestran el éxito de la fórmula y sus cifras de crecimiento son llamativas.
- En general, el cliente ecológico busca alimentos para su consumo hogareño. Fuera del ámbito doméstico, el consumidor es menos estricto en su alimentación, entre otras cosas porque la oferta de la restauración “bio” es escasa. En Francia, solo el 9% del consumo ecológico se produce en restaurantes, bares, hoteles, etc. Si la Administración quiere ayudar al sector orgánico tiene que incentivar a restauradores y hoteleros fiscalmente para que apuesten por el alimento ecológico. Si no, seguirá siendo un consumo residual. Y, obviamente, hay que aumentar la compra pública “bio”. Esto supondría un crecimiento exponencial del sector. Hay iniciativas en este sentido, pero todavía son muy embrionarias.
- En Francia, la venta directa de artesanos alimentarios en mercados y ferias más las ventas en las propias fincas y desde sus plataformas online y webs supone un 22% del volumen de negocios que genera el sector. Es una cifra realmente significativa. Mucho más alta que en España. Hay un mercado poderoso para los productores y artesanos que venden directamente a los consumidores, también a través del comercio online desde sus propias atalayas digitales. Pero tienen que saber darse a conocer utilizando ferias, redes sociales, sus propias fincas, los mercados especializados, etc. Hay mucho público para ellos, pero en España aún no se ha creado un sector de consumidores tan notable como en el caso galo, quizás porque hay menor tradición y tal vez, también, porque el público español consume menos fuera de las grandes ciudades, algo muy habitual en el país vecino.