José C. Terraz: “La ‘sostenibilidad’ es una palabra que cada uno moldea a su conveniencia”

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Updated: enero 23, 2023

José Carlos Terraz lleva muchos años en la ganadería ecológica, concretamente en el sector de la avicultura. Escribió a la redacción de El Ecomensajero Digital a colación de un artículo en el que describíamos que no todo lo que se anuncia como sostenible lo es. Escribió para agradecernos el texto y para corroborar lo que insinuaba el artículo. Sus opiniones nos parecen harto interesantes y rigurosas.

Es avicultor profesional y gerente de NutriAvanza, una empresa dedicada a la nutrición, con especialización en avicultura alternativa. También es gerente de Granja Pinseque, S.A., empresa especializada en la recría de aves destinadas al mercado rural, campero y ecológico. Es experto en producciones avícolas alternativas. Y actualmente es presidente de AviAlter (Asociación Profesional de la Avicultura Alternativa) y presidente de ERPA (European Rural Poultry Asociation). También es diplomado en Relaciones Socio-laborales (Universidad de Zaragoza) y ostenta el Máster en Dirección de Recursos Humanos y Relaciones Industriales (Fundación Empresa Universidad de Zaragoza). Lo que dice es muy interesante para los protagonistas del sector ecológico, especialmente para los más concienciados y para los pioneros.

-Una parte de su actividad se desarrolla en la producción ecológica… ¿Nos puede dar más detalles?
-Tanto Granja Pinseque como NutriAvanza son operadores ecológicos. Granja Pinseque hace recría ecológica de futuras ponedoras de huevos ecológicos. En NutriAvanza suministramos piensos ecológicos completos, así como correctores y formulación para la producción ecológica. Estamos especializados en avicultura. También a nuestros clientes les ayudamos a producir con apoyo técnico. 

UNIVERSO ECOLÓGICO
-¿Por qué, en su día, se introdujo en el universo de la producción ecológica? ¿Y cómo lo hizo?
Personalmente estoy implicado con la producción ecológica desde los inicios de la actividad en España. Anteriormente la recría de pollitas no se podía hacer en régimen ecológico porque el anterior reglamento no contemplaba esa parte de la producción. Desde el otoño de 2021 comenzamos a producir en régimen ecológico ante la inminente entrada en funcionamiento del actual reglamento en vigor. Como digo, siempre he estado en contacto con la producción ecológica, fundamentalmente de huevos, porque les servíamos pollitas y colaborábamos con apoyo técnico en la producción cuando nos lo demandaban los productores “eco”. Además, mi dedicación en AviAlter y en ERPA me ha llevado a participar en el desarrollo normativo tanto del nuevo reglamento como en la aplicación del anterior colaborando con el sector y la Administración española y europea. Esto me ha permitido tener una visión destacada de lo que está ocurriendo en el sector español y europeo, y entrever qué ocurrirá en los próximos años.

-Usted nos escribió a colación de un texto publicado en El Ecomensajero Digital sobre alimentos ecológicos versus alimentos “sostenibles”. ¿Cuál es su opinión al respecto?
La «sostenibilidad» es hoy una palabra de plástico que cada uno moldea a su conveniencia. Y va a ser muy difícil evitar que se defina a conveniencia de los más influyentes porque los intereses son enormes. Todo el mundo quiere una etiqueta sostenible, incluidos los gobiernos. Por supuesto que la quieren la distribución y la industria alimentaria, también. La quieren porque el concepto vende, es deseado por los consumidores y ciudadanos. Y la quieren para todo el mundo porque el negocio es así mayor, el económico y el político… Para poder llegar al mayor número posible de clientes hay que ganar eficiencias, abaratar, es decir, industrializar. Es un gran desafío para los pioneros de la producción ecológica con granjas de un tamaño razonable, aquellos pioneros que crearon los valores e imágenes sobre los que hoy se desarrolla una industrialización. La nueva producción ecológica  ha devorado el margen y arrasa a la originaria y a sus productores. La industrialización, ocultando sus instalaciones, les ha robado las imágenes, los conceptos y los ha dejado sin margen, todo sin que el consumidor sea consciente. Y nadie hace nada por evitarlo. El anterior comisario europeo de Agricultura, Dacian Ciolos, se preguntaba al inicio de los trabajos para la redacción del actual reglamento sobre «¿cómo incrementar las producciones sin menoscabar la confianza de los consumidores?». Supo ver uno de los riesgos que corría una intensificación de la producción ecológica. Lo que no se previó es una salida para los pioneros en la actividad que han quedado con el pequeño volumen de producción que se les exigió y con un margen unitario muy exiguo.

EL TÉRMINO “SOSTENIBILIDAD”
-¿La palabra “sostenibilidad” la utiliza todo el mundo y ya la han convertido en algo muy hueco?
Un producto, una producción… será sostenible cuando lo sea económicamente porque genera valor suficiente para todos los participantes en la cadena de producción y para el territorio donde se instala; cuando lo sea medioambientalmente, considerando toda la vida del producto y el conjunto de bienes y servicios que aporta a la comunidad, y no solo el producto en sí; y, finalmente, cuando lo sea desde el punto de vista social, es decir, cuando los ciudadanos y consumidores aprecien el producto, sus modos de producción y toda su trayectoria de vida, al tiempo que también atraiga a los productores, especialmente a los jóvenes para que el relevo generacional en el campo sea posible y con él, la soberanía alimentaria. Que, por cierto, no solo es tener para comer, sino tener para elegir qué comer, que cada uno pueda elegir con información y libremente qué comer y que así se pueda preservar nuestro acervo agroalimentario y gastronómico, nuestra cultura y tradición, nuestro «saber hacer» histórico. Un etiquetado claro y cierto es imprescindible para que el consumidor pueda elegir. Debemos luchar sin concesiones para que esto sea posible. Seamos conscientes de que finalmente se produce aquello que compramos. 

-¿Un paso muy peligroso será cuando, desde la misma Administración, se hagan viables etiquetas de “sostenibilidad” para alimentos que no son sostenibles ni muchísimo menos? ¿Algún ejemplo?
Ahora mismo, la Comisión Europea se está planteando un etiquetado de sostenibilidad obligatorio. Lo que supone que los grandes lobbies del sector agroalimentario (industria, distribución y, también, algunos gobiernos) están ejerciendo toda su influencia para que sea considerado sostenible lo que a ellos les interesa producir y que más beneficia a su negocio. La sostenibilidad es un tema complejo y difícil de sintetizar en una etiqueta, luego una excesiva simplificación parece necesaria para generalizarlo en la gran producción de alimentos siendo accesible para todos los consumidores. Esperemos que sea un etiquetado con niveles de más a menos sostenible. Es muy probable que en un futuro próximo todo el mundo pueda acceder en todo momento a una opción «sostenible» y esto lo puede poner difícil para la producción ecológica, la registrada y certificada. Porque hoy se habla de producciones agroecológicas aludiendo a otras prácticas que no son producción ecológica. Se usa para hacer referencia a producciones con algún beneficio medioambiental comparadas con otras más agresivas. Agricultura de precisión, «explotación de alto valor medioambiental», «cero residuos», o el cajón de sastre de la «economía circular», son algunos de las menciones que ya se ven. Finalmente, parece que hubiera diferentes niveles de producción ecológica, lo que conlleva una dilución de sus valores en el mercado. 

¿QUÉ PASA EN OTROS PAÍSES?
-¿En otros países de nuestro entorno está ocurriendo lo mismo en torno al tema de la “sostenibilidad” alimentaria y un etiquetado que causa más confusión que certidumbre?
El concepto vende y es deseado por todos. Creo que no hay hoy rincón en Europa donde una «etiqueta sostenible» no interese y el greenwashing no sea una amenaza real. Lo ecológico, lo «verde», es un deseo aspiracional de los ciudadanos. Desde el punto de vista empresarial, la cuestión es: ¿Cuánto están dispuestos a pagar por él? Parece claro que el negocio es más grande si la «sostenibilidad» se define para ser industrializada cambiando las estructuras de producción lo menos posible. A la vez, el «negocio» es políticamente más rentable cuando se hace accesible para todos los ciudadanos. El gran desafío es definir la sostenibilidad con la suficiente honestidad y acierto para que realmente sea lo que pretende. 

-¿Las nuevas etiquetas “sostenibles” irán llevando a la devaluación la etiqueta de ecológico para el público menos informado?
Parece que así será. El marketing es muy creativo y sus expertos trabajan bien. Nuevos logos con promesas de virtudes que son solo aspectos parciales de una vertiente de la sostenibilidad, ya sea medioambiental (fundamentalmente, porque es la que primero que nos viene a la mente) o social o económica, aparecen sin exigencias sobre los modos de producción y solo con promesas de un resultado final. Esto facilita mucho la industrialización, abarata y diluye el valor del sello ecológico. Se encuentran en un plano de intersección con las virtudes de la producción ecológica. Así es difícil diferenciarse suficientemente para motivar al consumidor. Cuando un producto es más caro que otro necesita una etiqueta que le permita explicar sin interferencias sus especificidades.

SOLUCIONES
-¿Cómo solucionaría usted todo este entuerto?

-Atendiendo a la importancia que tiene el etiquetado y la información al consumidor. Sin la ayuda decidida de los legisladores tiene mal pronóstico. Sin existir un sector productor social y políticamente considerable por tener ya un gran número de productores ya implantados, será difícil que los legisladores y los sindicatos les presten la atención necesaria porque éstos han de cobrar réditos en las siguientes elecciones, a corto plazo; por lo tanto, no parece fácil por este lado. Hay que buscar apoyos en organizaciones de países donde por cualquier circunstancia ese sector ya existe, buscar buenos aliados aquí y fuera de España entre organizaciones diversas con intereses coincidentes para llegar con poder de influencia suficiente a las instituciones europeas, que es el origen de la legislación. Creo que hay muchos ciudadanos que sin llegar a actuar en contra de otros modos de producción sí estarían dispuestos a apoyar los más sostenibles, a la producción ecológica tal y como ellos la han imaginado siempre, de cercanía y de agricultores. Para estos, el sello»Bienestar Animal Avalado por ANDA» es su mejor opción a la hora de comprar huevos. Este sello creado por AviAlter y ANDA garantiza un mayor bienestar animal y que las gallinas, bien cuidadas, realmente disfrutan al aire libre en pequeñas explotaciones familiares. Hay muchas organizaciones que defienden el bienestar animal, el medio ambiente, la producción ecológica o una compra concienciada de que los modos de producción son una consecuencia, todas deberían buscar alianzas para la defensa de sus intereses antes de que sea demasiado tarde. Un etiquetado claro y cierto es una de las claves por las que hay que luchar. De no lograrlo, la producción ecológica tal y como muchos consumidores la perciben (de agricultores más que de capital, es decir, familiar y de cercanía en explotaciones con policultivo con un tamaño razonable) quedará relegada a la que menos depende del etiquetado, a aquella  en la que el productor y el consumidor final se relacionan directamente. El sello «ANDA» ha sido creado para aportar honestidad, para ayudar a elegir a los que hacen el esfuerzo de comprar huevos ecológicos y para que las granjas que justamente son como imagina el consumidor se puedan diferenciar en el lineal del supermercado de las industriales. Utilizar el sello «ANDA»no tiene ningún coste para el productor.