INFORMES/“TENDENCIA DE EXCLUSIÓN ALIMENTARIA EN LA POBLACIÓN ESPAÑOLA”/Estudios tendenciosos que quieren adoctrinar a la población…

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Updated: octubre 11, 2022

Durante los últimos años, el gluten y la lactosa han adquirido la fama de “nutrientes poco saludables” y muchas personas han decidido eliminarlos de su dieta. La dieta sin lactosa es el tipo de dieta de exclusión más secundada en Catalunya: se estima que un 28% de los catalanes lleva una alimentación libre de lactosa. La segunda dieta restrictiva más habitual es la que practica el 7% de los ciudadanos catalanes: la que evita los alimentos con gluten. En el caso de los españoles, estos porcentajes se sitúan en el 25% y 8%, respectivamente. Todo ello es lo que podemos resumir leyendo el estudio “Tendencia de exclusión alimentaria en la población española”, llevado a cabo por la Academia Española de Nutrición y Dietética y Fundación Mapfre. Para elaborarlo, se han realizado 3.150 encuestas a residentes en España con una distribución representativa de la población española y datos específicos de Andalucía, Catalunya, Galicia, Madrid, País Vasco y Comunitat Valenciana. La población está tomando las riendas de la soberanía alimentaria, pero ciertas instituciones nos quieren hacer creer que los aditivos y otros elementos químicos son sanos y necesarios.

A escala nacional, los datos revelan que el 61% de los sujetos que sigue una dieta de exclusión de lactosa y el 72% de los que excluyen el gluten podrían estar eliminando dichos componentes sin que estuviera completamente justificado por razones de salud, según los responsables del estudio. Es decir, que la población, a tenor de las altas tasas de “enfermedades de la civilización”, ya está teniendo una actitud preventiva. En el informe también se revela la posible relación entre quienes siguen dietas libres de gluten y lactosa. A nivel nacional, un 79% de los que evitan el gluten, excluyen también lactosa y el 56% de quienes adoptan una dieta sin lactosa, hacen lo propio con el gluten. Otras dietas de exclusión presentes en los hábitos de los españoles son la flexitariana (7%), caracterizada por una baja ingesta de carnes, pero que prioriza la blanca y magra; la vegetariana (4%), que excluye carnes y pescados, pero puede permitir lácteos y huevos; y la vegana (0,8%), que no admite ningún alimento de origen animal.
 
ALIMENTOS INSALUBRES
En el caso concreto de los catalanes, los alimentos, los nutrientes y los ingredientes percibidos como “menos saludables” son, al mismo tiempo, los más excluidos total o parcialmente tanto por las personas encuestadas como por su ámbito familiar: aceite de palma, grasas hidrogenadas o trans (90%), aditivos (78%), bebidas edulcoradas (77%), bebidas azucaradas (72%), galletas, bollería y dulces (63%), bebidas con alcohol (62%), etc. Asimismo, la nota de prensa señala que: “Resulta curioso el caso de los aditivos que, a pesar de que son ingredientes autorizados por la Autoridad Europea en Seguridad Alimentaria (EFSA), están rigurosamente analizados y que muchos de ellos sirven para mejorar la seguridad de los alimentos, son percibidos como ‘malos’ y evitados por un 78% de los encuestados catalanes, frente al 70% de los españoles. En este sentido, sería necesario un trabajo de educación alimentaria de la población para explicar la función que cumplen los aditivos en la conservación de los alimentos, así como informar con transparencia sobre su nivel de seguridad”. Pues parece que está bien claro de qué lado están Mapfre y la Academia Española de Nutrición y Dietética. Los ciudadanos ya saben que comer aditivos es exponerse a peligros innecesarios. Pero ciertas instituciones nos quieren hacer creer lo contrario. Cómo está el mundo…  Claro, la ciudadanía es tonta y no sabe lo que hace. Y, como empezamos a pasar de los productos manufacturados y de todo lo que conlleva, ahora estas entidades nos vienen a recordar lo buenos que son esos alimentos. La gran industria tiene cómplices por todas partes.

AUTOCONSEJOS
En el ámbito nacional, cuando se pregunta a los encuestados qué razones los han llevado a excluir determinados alimentos, nutrientes e ingredientes, hasta un 40% reconoce que ha sido una decisión auto prescrita, derivada de una reflexión personal. Si la decisión es por un problema de salud, el 32% ha acudido a un médico de familia o general, seguido de otros profesionales sanitarios como médico especialista (18%) o dietista- nutricionista (17%). Por su parte, la influencia de la familia representa un 17% y los medios de comunicación tienen también un peso importante (37%).  En general, la preocupación por eliminar de la dieta los alimentos considerados como menos beneficiosos para la salud afecta mayoritariamente a las mujeres y la población de mediana edad, quienes, en general, están más concienciados con el cuidado de su alimentación y estado físico. Sea cual sea el motivo concreto a la hora de realizar cambios en la alimentación y/o eliminación de determinados alimentos o nutrientes por razones personales, el doctor Russolillo, presidente de la Academia Española de Nutrición y Dietética, aconseja: “Hay que recordar que, ante la sospecha de enfermedad o síntoma o ante cualquier duda de que un alimento nos pueda estar sentando mal, se debe acudir al médico, que realizará tanto una valoración clínica como las pruebas complementarias necesarias para establecer el diagnóstico adecuado y, en caso de precisar un tratamiento dietético individualizado, contactar con un dietista-nutricionista o un médico especialista en endocrino y nutrición”. Sí, vale, podemos acudir a un médico. Pero también tenemos que escucharnos nosotros mismos. Nuestro cuerpo nos habla. Si sabemos escucharle, la mitad del trabajo ya está hecho. El asunto es que las empresas, las instituciones, el Estado… quieren controlarnos, decirnos lo que tenemos que hacer. Es obvio que la ciudadanía está empezando a posicionarse en el tema alimentario porque ya está harta de que le tomen el pelo. Pero ahora vienen desde las instituciones a decirnos que no podemos hacer lo que nos venga en gana, sino que tienen que ser los profesionales los que nos guíen. Soy ecoovolacteovegetariano desde hace años. Tengo casi 60 primaveras. No como aditivos ni porquerías. Me encuentro en perfecto estado de salud. Prefiero escuchar mi cuerpo que las monsergas de las entidades supuestamente objetivas.

LO SALUDABLE Y LO DEMOCRÁTICO
Para la doctora Arranz, médico de la Fundación MAPFRE: “Preocuparse por la salud y tratar de modificar aspectos relacionados con el estilo de vida, como la nutrición, es un aspecto positivo, pero si dicho cambio viene motivado por la sospecha de padecer una enfermedad, alergia o intolerancia a algún alimento, el diagnóstico debe ser siempre realizado por un médico. No debe realizarse la eliminación de nutrientes o dietas de exclusión tales como dieta sin gluten o sin lactosa, basados en un autodiagnóstico y sin el correcto asesoramiento y seguimiento por parte de un profesional sanitario con competencias en nutrición y dietética”. Sólo en pocos casos sería necesario la intervención de especialistas. En otros muchos casos, la población ya es suficientemente consciente y, en muchas ocasiones, tiene más sentido común que muchos “expertos”, que no son siempre objetivos ni material ni ideológicamente. ¿Para qué tanto intervencionismo? Ahora que la gente está empezando precisamente a tomar conciencia, lo que es muy saludable y democrático, quieren venir a decirnos que nos estamos equivocando… De forma consciente y autogestionada descarto de mi dieta una enorme cantidad de alimentos que, seguramente, los señores de Mapfre y de la Academia Española de Nutrición y Dietética dan por buenos… No me adoctrinen.