FOODCOOP BCN/Esther Bermejo “Nuestros criterios de compra son el de proximidad, el de sostenibilidad o el de que sean de origen agroecológico”
Esther Bermejo es periodista y compagina su trabajo como creadora de contenidos en una agencia de comunicación con la colaboración en medios de comunicación vinculados a la economía social. Vinculada casi desde sus inicios al proyecto Foodcoop BCN, forma parte del Círculo de Comunicación, desde donde difunden esta iniciativa de consumo transformador y sus valores. Foodcoop es un supermercado cooperativo que ha abierto sus puertas recientemente en Barcelona.
-¿Nos puedes explicar qué es Foodcoop BCN?
-Foodcoop BCN es un supermercado cooperativo y participativo pionero en Barcelona pero que se nutre de experiencias similares consolidadas en diferentes ciudades del mundo. La primera, Food Coop Park Slope, nació en Brooklyn en 1973 y cuenta hoy con 17.000 personas socias. El modelo de éxito que hay detrás se basa en la propiedad colectiva del supermercado, en la participación de los socios y socias en su funcionamiento y en la toma de decisiones compartida. Con él, nuestro objetivo es poder hacer más accesible el consumo transformador a la mayoría de la población. Es decir, que sea más fácil poder comprar productos saludables, sostenibles, de proximidad y, en la medida de lo posible, agroecológicos, y a la vez garantizar que detrás de estos hay un trato justo hacia las personas productoras. Porque queremos incidir en la forma de consumir, pero también en la de producir y en las relaciones que se establecen entre la ciudad y el mundo rural. Nada que ver con un súper convencional.
LOS SOCIOS
-¿Quién forman parte de esta cooperativa y cómo se ha llevado a cabo el proceso durante estos cuatro años?
-Actualmente somos unas 460 personas socias, pero nuestra expectativa es seguir sumando más los próximos meses. Somos personas de perfiles muy distintos pero nos une la inquietud por consumir de una forma diferente y por empoderarnos como consumidoras. El proyecto empezó a caminar hace 4 años a raíz del visionado en diferentes partes de la ciudad del documental de Tom Boothe que relata el caso del supermercado de Nueva York. De aquello, salieron muchas personas entusiasmadas, que no se conocían entre ellas, algunas vinculadas a grupos de consumo y otras no, y que no sabían muy bien por dónde tirar. Hemos tenido que captar socios, emitir títulos participativos y pedir un crédito para alquilar y reformar un local, solicitar subvenciones y hasta arremangarnos para pintar las paredes del supermercado… Como en cualquier iniciativa colectiva y basada en el voluntariado, el camino ha sido largo y a veces hasta tortuoso, pero las ganas de transformar las cosas y los lazos humanos que se han creado nos han empujado hasta este soñado momento de subir la persiana.
PRODUCTOS ECOLÓGICOS
-¿En qué medida los productos ecológicos y locales están presentes en la oferta del supermercado?
-Entre las personas socias de la cooperativa nos hemos dotado de unos criterios de compra que nos servirán para valorar los productos y escoger cuáles llenarán nuestras estanterías. Entre estos criterios están el de proximidad, el de sostenibilidad o el de que sean de origen agroecológico. Esto no significa que todos los productos deban cumplir todos los criterios. Por ejemplo, podría pasar que, dentro de una misma categoría, hubiera un producto ecológico y otro, a un precio más bajo, que no lo fuera, con el objetivo de ser inclusivos desde el punto de vista socioeconómico. También podría ser que hubieran algunos productos que no fueran locales si esto estuviera justificado por una cuestión de inclusión desde una perspectiva cultural. Una de nuestras prioridades, de hecho, es que el supermercado pueda llegar a personas diversas.
-¿Es Barcelona una ciudad idónea para una iniciativa de estas características? ¿Por qué?
-Estamos convencidos de que sí. Por una parte, el consumo de productos ecológicos y locales ha ido creciendo en los últimos años y algunos estudios llevados a cabo por el ayuntamiento ponen de manifiesto una mayor sensibilización hacia este tipo de consumo. Por otra parte, ya existe una red importante de grupos de consumo y otras iniciativas transformadoras en este sentido. El supermercado tan solo representaría un salto de escala respecto a estas opciones y, además, requiere un nivel de implicación menos exigente.
TENDENCIA
-¿Qué otros supermercados de estas características ya funcionan, y funcionan bien, en otras ciudades del mundo?
-A nivel internacional, además del de Nueva York, existen supermercados cooperativos y participativos consolidados en diversas ciudades europeas. Entre las cercanas, los encontramos en París, con La Louve –todo un referente para nosotros-; en Montpellier, con La Cagette; o en Bruselas, con Bees Coop. También hay ya varios supermercados en funcionamiento en Catalunya y en el Estado Español. Entre ellos, me gustaría destacar, por el apoyo constante que nos han ofrecido en el proceso de creación, a Supercoop Manresa y a La Osa de Madrid, que ya hace alrededor de un año que abrieron sus puertas.
-¿Cómo ves el sector ecológico en nuestro país?
-En cuanto a la producción, el Estado Español es el primero de la Unión Europea en superficie de agricultura ecológica, pero la mayoría de productos se destinan a la exportación. Pese a que el consumo de productos ecológicos ha crecido mucho en los últimos años, aún está lejos del que encontramos en otros países europeos. La tendencia seguro que será ascendente, pero lo que nos preocupa más a nosotros es que este tipo de productos solo llegue a un segmento de la población, generalmente el que tiene una posición socioeconómica más elevada y un mayor nivel de concienciación. Está claro que hace falta hacer pedagogía sobre los beneficios medioambientales, sociales y para la salud de estos productos, pero sobre todo lo que hace falta es crear los instrumentos para ponerlos al alcance de todo el mundo. El bolsillo no puede ser una barrera. Los supermercados cooperativos somos un instrumento útil, pero le corresponde a los poderes públicos transformar el sistema de distribución, proteger a los productores locales y garantizar una alimentación saludable a toda la población.