¿Continúa el estancamiento? 2024 fue muy poco prometedor

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Updated: septiembre 2, 2025

Pablo Bolaño repasa los datos recién publicados por el CCPAE (Consell Català de la Producció Agrària Ecològica) y del CAECV (Comité de l’Agricultura Ecològica de la Comunitat Valenciana). Hay motivos para la esperanza, pero los resultados del año 2024 no son para echar cohetes. ¿Qué está pasando? En ese contexto, todos los esfuerzos promocionales son verdaderamente primordiales y BioCultura sigue teniendo más sentido que nunca.

La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer…
Bertolt Brecht

En Catalunya, en cuanto a lo que respecta a los operadores ecológicos, en 2024 se cerró con 5.290 personas inscritas en el CCPAE, prácticamente el mismo número total del año anterior (-0,81%). En la última década, el registro de operadores que se dedica a la alimentación ecológica ha crecido un 94,2%, pero 2024 ha sido un año de estancamiento. En relación con la superficie ecológica, en 2024 se alcanzaron las 284.590 hectáreas, con tan solo un aumento de un 0,25% respecto al año anterior. En la última década, la superficie inscrita aumentó un 135,46%, pero 2024 ha sido un año de anquilosamiento. Algunos cultivos han gozado de buena fortuna, el viñedo (+6,06%, 34.314 ha) y el olivo (+4,37%, 10.646 ha), pero otros cultivos no han sido tan halagüeños. En cuanto a la ganadería ecológica catalana, 2024 se cerró con 1.122 explotaciones ganaderas inscritas en el CCPAE, lo que significa una pequeña bajada (-1,15%) respecto al año anterior. En la última década, el sector ganadero ecológico se ha incrementado en un 45,53%, pero 2024 no ha sido demasiado esperanzador. El vacuno de carne es el subsector ganadero ecológico mayoritario en Catalunya, y el pasado año solo creció un 2,08%. ¿Qué ha ocurrido en 2024 en Catalunya?

COMUNITAT VALENCIANA
La producción ecológica cuenta con presencia en 480 municipios de la Comunitat Valenciana, lo que supone el 88,5% del total del territorio. La producción ecológica logró un 13% más de facturación en 2024, un total de 832 millones de euros. Pero no exactamente por un mayor volumen de negocios, sino por la inflación, los precios más altos. Desde la Conselleria de Agricultura, Agua, Ganadería y Pesca de la Generalitat de la Comunitat Valenciana se destinan nueve millones de euros a la producción ecológica en la CV y nos recuerdan “que este año hemos conseguido un récord en la facturación, con un 13% más que el año anterior”, según el conseller Miguel Barrachina. Pero2024 no ha sido un año “fetén”: el sector ecológico valenciano ha alcanzado una facturación notable, pero se han reducido tanto la superficie certificada como el número de operadores. “Houston: tenemos un problema”.

MÁS MUJERES, ESO SÍ
Uno de los aspectos más destacados de la realidad ecológica en la Comunitat Valenciana es el perfil de los nuevos operadores ecológicos según el CAECV: la edad media es de 50 años, notablemente inferior a la media del sector agrario convencional (56 años), y un 30% de las explotaciones están lideradas por mujeres, lo que demuestra un aumento de la incorporación femenina y juvenil al campo valenciano. Esto es una gran noticia porque se garantiza la equidad entre géneros. Pero no es suficiente, a pesar de que la CV es, en cierta forma, líder en producción y consumo en el estado español. Desde el área valenciana también nos recuerdan que “la superficie agraria útil dedicada a producción ecológica representa el 20,1% del total en la Comunitat Valenciana, duplicando la media nacional y europea, que ronda el 11%. Además, el 88,5 % de los municipios valencianos cuenta con producción ecológica certificada, una implantación territorial que consolida al modelo como una palanca de desarrollo rural”. Sin embargo, el patrón de un cierto estancamiento se replica no sólo en Catalunya y la CV, sino también en otras áreas del estado español. ¿Por qué? Creemos que las razones son diversas…

LAS RAZONES
-Crisis generalizada. A muchas familias les cuesta llegar a fin de mes. Revisan el gasto en alimentación y optan, incluso dentro del sector ecológico, por marcas blancas, ofertas, descuentos… Algunos consumidores han migrado a otros ámbitos: consumo local, productos “sostenibles”, etc.
-La inflación. A la crisis se suman las tendencias inflacionistas. Esto está provocando un cambio en el consumo, ya que el precio sí importa, al menos para la mayoría de los consumidores. La inflación se ceba más en aquellos productos que, ya de por sí, son un poco más caros, como es el caso de algunos alimentos ecológicos.  Muchas empresas hacen todo lo que pueden para limitar los márgenes pero, a pesar de ello, el consumo se resiente… La inflación se ha moderado en los últimos meses, pero no lo suficiente.
-Incertidumbre internacional. El propio ministro de Economía, Carlos Cuerpo, reconocía recientemente ante los medios la elevada incertidumbre económica internacional y sus consecuencias en los países de la UE y de otras regiones del mundo.
-Aranceles. Trump y sus amenazas arancelarias suman zozobra a la economía internacional y a las decisiones de compra. Colocamos a pirómanos al frente de los países y luego queremos que no hagan sus trabajos incendiarios. Los bomberos siempre llegan tarde.
-Guerras. El genocidio sionista en Palestina, la crisis ruso-ucraniana, Congo, Sudán, Camboya, el tira y afloja entre India y Pakistán… Tantas injusticias y destrucción crean una sensación de distopía continuada que no ayuda a la restauración de la normalidad en el comercio y que provoca cambios al alza en los precios.
-Huertos domésticos. Es posible que una parte del consumo “bio” haya migrado a la provisión de productos ecológicos en huertos domésticos, hortelanos ecológicos no certificados, etc. SE busca rebajar presupuestos familiares, aunque la certificación brille por su ausencia. Se asumen riesgos porque los bolsillos no dan para más.
-¿”PAC” cuándo una política comunitaria realmente verde? La propuesta de la Comisión Europea para la futura Política Agraria Común (PAC), enmarcada en el nuevo Marco Financiero Plurianual (MFP) 2028–2034, supone un punto de inflexión para la política agraria europea. Más allá del recorte presupuestario previsto, las ONG’s y los protagonistas del sector ecológico advierten de que esta reforma debilita la ambición ambiental y fragmenta su carácter común, poniendo en entredicho su capacidad de transformación en un momento crítico para el medio rural, la biodiversidad y el clima. Otro palo en la rueda para la evolución del sector ecológico.

HABLAN LOS EXPERTOS
Regina Monsalve es la presidenta de INTERECO (que agrupa a los diferentes consejos de agricultura ecológica públicos españoles), está en el CAECV y participa en el Consell de L’Horta de València. Monsalve señalaba hace poco en esta misma atalaya mediática que “la facturación del sector ecológico en España sigue aumentando, pero es necesario que insistamos en multiplicar el consumo interno. Tenemos que llegar a nuevos públicos para exportar menos y cerrar el círculo de lo ecológico, que es el comercio local”. E insiste en que “cada vez hay más hectáreas certificadas en España como ecológicas, pero el número de productores está estancado y vemos cómo grandes empresas están monopolizando cada vez más el sector ‘bio’. Por eso nosotros insistimos en la apuesta por BioCultura, que es la misma que la nuestra: poder vender más aquí y menos fuera”. Y zanja: “Queremos que el alimento ecológico se venda cada vez más cerca del territorio donde se produce. Esto es fundamental. Para ello insistimos en la promoción y en la discriminación positiva en compra pública de los comedores escolares, por ejemplo”. Vicente Faro es presidente del Comité d’Agricultura Ecològica de la Comunitat Valenciana (CAECV), que este año tuvo una presencia muy notable en BioCultura BCN. Faro afirmaba en El Ecomensajero Digital hace un par de meses que “está claro que tenemos que apostar con toda nuestra fuerza e intención por el comercio ecológico de proximidad. Esto es la esencia de la producción ecológica. Queremos que los productos valencianos se consuman en nuestra área y/o en el estado español. Estamos exportando actualmente un 85% a otros países, principalmente a Europa. Tenemos que ser capaces de estimular más y mejor el consumo interno. Por ello acudimos y apostamos por BioCultura”. Y añadía: “El consumidor de alimentos ecológicos es un consumidor muy fidelizado. Y eso está muy bien. Pero no es suficiente. Tenemos que llegar a nuevos públicos, a nuevos sectores sociales. Hay que hacer mucha promoción y priorizar la compra pública en productos ecológicos”. David Torrelles, presidente hace muy poco del Consell Català de la Producció Agrària Ecològica (CCPAE), señalaba en nuestro diario digital que “nuestro hincapié también está puesto en el consumo interno. Estamos un poco estancados. Hay que hacer mucha pedagogía de las múltiples virtudes del alimento ecológico, en lo sanitario, en lo ambiental, en lo rural, en lo eco-nómico”. Y añadía: “En Catalunya, tenemos suficientes consumidores para acabar con toda nuestra producción ecológica, pero esto todavía no es así. Queremos que el producto orgánico se consuma cerca del lugar donde se produce. De ahí nuestra presencia en BioCultura. Coincidimos en las intenciones. Hay que convencer todavía a muchos ciudadanos de todo lo bueno que tiene el alimento orgánico”.

¿EL SECTOR ESTÁ ESTANCADO?
En cierta forma, sí. Desde que inició su andadura el sector “bio” en España,año tras año hemos visto unos porcentajes de crecimiento en hectáreas, productores, consumo… superlativos. Ahora, ¿hemos tocado techo? Como dicen los expertos consultados, hay que llegar a nuevos públicos. Hay que seguir insistiendo en todas las virtudes del alimento ecológico para alcanzar a nuevos grupos sociales. Sin duda, los gobernantes (europeos, estatales, autonómicos, municipales…) tienen una gran responsabilidad en el asunto: hay que llegar al IVA 0 para el producto orgánico, multiplicar la compra pública, crear campañas en los medios públicos, facilidades fiscales de diversa índole para disparar el consumo y la producción… Y promoción, promoción y promoción. Ahí, BioCultura tiene mucho que decir. El sector ecológico tiene que ser capaz de dejar de mirarse al ombligo y consolidar su crecimiento con la vista puesta en aquellos sectores de público que, hasta ahora, le han hecho caso omiso al alimento “bio”. No es tan difícil. Otros países lo están consiguiendo y llevan a cabo campañas muy atractivas. Multiplicar el consumo interno sigue siendo nuestra gran asignatura pendiente. Dos o tres años más de estancamiento podrían ser muy peligrosos para el sector. Hay que buscar a gente joven con mucho talento que tengan una gran capacidad de comunicación. Necesitamos que el alimento “eco” llegue a todos los hogares. Sólo multiplicando el consumo interno cerraremos el círculo de la ecología, llevaremos la salud a la ciudadanía y conservaremos la vida en nuestros cultivos, nuestros pueblos y nuestros ecosistemas. El sector “bio” es más justo y más sano.

FUTURO A CORTO PLAZO
Entre los próximos retos a los que se enfrentará el mundo “bio” están los nuevos etiquetajes “sostenibles”: crearán más confusión entre los consumidores y pueden sumir a los productores en una profunda crisis. Por todo ello, BioCultura sigue teniendo muchas razones para existir y cualquier esfuerzo que se realice en pos del sector ecológico nacional nunca caerá en saco roto, porque, en palabras de Joaquín Araujo, hay que salvar aquello que nos salva… La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer… decía Bertolt Brecht. Pues en eso estamos. Necesitamos un nuevo sector ecológico que rompa el techo de cristal de su pasado pensando en nuevos públicos futuros…