ACEITE DE OLIVA ECOLÓGICO/LA CULTIVADA/Elena Vecino: “Nuestros clientes anteponen la alimentación a otras necesidades”

By
Updated: mayo 17, 2022

Vimos recientemente a Elena Vecino en Barcelona. Y aprovechamos para tener una agradable conversación acerca de La Cultiva, una finca y una marca que van mucho más allá de lo material, de lo visible, de lo tangible. Los aceites de La Cultivada son una exquisitez. El lenguaje carece de palabras para definirlos.

-¿Cómo nació La Cultivada?
-La Cultivada nació en un momento de transición personal y apertura de conciencia, investigando nuevos caminos y modos creativos de ser parte de un cambio planetario que muchos deseamos; me refiero a una transformación socio-económica y cultural que haga que nuestro paso por la Tierra sea sostenible. Mientras vivía en Brasil, y me dedicaba al arte contemporáneo, conocí la agricultura biodinámica, alrededor de 2005, y movimientos colectivos sobre el cuidado de la Madre Tierra, que me entusiasmaron e impulsaron a poner un pie en lo que era un nuevo mundo a la sazón. Así que decidí lanzarme a la aventura de crear un proyecto que enalteciera la agricultura y nuestro vínculo con ella ya que mi familia tenía un olivar en Córdoba. Me asocié a Slow Food, y comencé un largo camino, donde ha habido un poco de todo, y aprendizaje continuo a varios niveles…

LA EVOLUCIÓN
-¿Cómo ha evolucionado en todo este tiempo? ¿Hacia dónde se dirige en la actualidad?

-La Cultivada ha evolucionado de forma orgánica, lenta y progresiva, con la mirada siempre a medio y largo plazo, al igual que el crecimiento del propio olivo o de la inteligencia de un ser humano que se precie como tal. Y siempre buscando modos de cooperar y colaborar con otras personas y proyectos. Nuestro negocio es familiar y nos importa cultivar también lo humano. Tenemos un enfoque horizontal, y alineado con principios espirituales que nos permiten mejorar el legado recibido y crecer en ese empeño. Nuestro cultivo se centra en crear las condiciones para la vida en el suelo, de forma que nuestra tierra sea cada año más fértil, y, en ese proceso de comprensión, todos vamos profundizando, al igual que en la elaboración de un zumo excelente como es La Cultivada. Es una dedicación llena de contenido y de vida.

-¿Cómo has visto evolucionar el sector ecológico?
-Desde que comencé en 2007, ha habido un cambio considerable. Hay cada vez más público que demanda alimentación saludable, a pesar de que la normativa vigente siga sin penalizar al que contamina. Los que protegemos el medio ambiente y potenciamos la biodiversidad… debemos pagar a organismos de control para que certifiquen que estamos haciendo las cosas bien. Este es otro de los factores que inciden en el precio y que favorece indirectamente la venta del producto no ecológico. Ha habido evolución, sin duda, pero aún es superficial, y se asienta en un sistema que no respeta ni vela por la salud de los ecosistemas. Tenemos mucho que aprender hasta ser capaces de producir alimentos de forma responsable, sin dañar los suelos, los ríos, los insectos, los animales, los mares, y todas las maravillas que han sido puestas a nuestra disposición. Sabemos que esto es posible, tenemos la inteligencia y los medios a nuestro alcance para actuar con conciencia y conocimiento de causa. Fallamos en la voluntad, por falta de profundización. Otra cuestión sería la excelencia en el sabor del alimento ecológico. No todo lo ecológico tiene calidad organoléptica; son términos que a veces el público confunde. Aunque, a día de hoy, sigo pensando que un cultivo sin agrotóxicos es lo mínimo indispensable para hablar de calidad alimentaria.

LOS CLIENTES
-¿Quién compra vuestros aceites exquisitos?

-Nuestros clientes anteponen la alimentación a otras necesidades. Se interesan por la salud del medio ambiente. Además de importarle el sabor del alimento que consumen, tienen buen paladar, y nuestros aoves son muy valorados en ese aspecto. Nos valoran también por ser una empresa familiar, y por el trato cercano. Nuestro cliente mide sus elecciones de compra, teniendo en cuenta el impacto ambiental y social. También se interesa por el arte como expresión del alma humana. Nos valoran más en el exterior, donde a veces hay menos ruido circundante. El mercado del aove en España está muy opacado por prácticas de marketing provenientes de grandes industrias que se adueñan de los valores de los pequeños productores; algo parecido al greenwashing, que también tenemos que sufrir en el mundo ecológico.

-¿Qué hay detrás de La Cultivada que no sea aceite? ¿Historia? ¿Cultura? Háblanos de vuestra finca…
-El Molino de Santa Ana es una herencia de nuestros abuelos maternos. Hay una larga tradición olivarera a nuestras espaldas, y algunos de nuestros antepasados eran verdaderos amantes del olivo, aunque nunca hasta ahora se le había dado nombre a un aceite. Tampoco, hasta nuestra generación, había sido necesario este impulso del cultivo ecológico ya que los tiempos antiguos no lo demandaban, y la supervivencia de la Tierra no estaba en peligro. La naturaleza nos superaba… y el hombre no era tan ambicioso.  Hasta que un día llegó la tentación, y la solución milagrosa que nos permitiría “limpiar” la tierra de hierba en un pis pas, y el desarrollo de un mercado tan oneroso para algunos, y tan desastroso para el ecosistema. El tiempo presente y su problemática ambiental nos exige ser ecológicos, y mirar más allá de nuestros intereses particulares velando por las generaciones venideras. La Cultivada está dedicada a Palas Atenea, diosa mitológica femenina que nos inspira con su visión civilizadora. La Cultivada es un canto al conocimiento, se refiere a la tierra cultivada, a la persona cultivada, el alma cultivada, y a la importancia del cultivo interior para disfrutar de la vida en toda su plenitud. En nuestra finca, tenemos un molino de aceite del siglo XIX, con la típica disposición de cortijo andaluz, alrededor de un patio, y hecho en tapial, cal y teja curva. En la puerta hay una inscripción que dice “La Alegría nace del Cultivo. Atrévete a Cultivar”. Además del molino y los olivos, tenemos adelfas, carambucos (Acacia horrida Willd), encinas, jacaranda, quejigos (Quercus faginea), retama, lentisco, cipreses, azufaifos, naranjos, limoneros, granados, algarrobos, paraísos (Elaeagnus angustifolia), un árbol del amor, palmeras, rosales, higueras, lavanda, tomillo, laurel, gitanillas, geranios, buganvillas, acebuches, coscoja (Quercus coccifera), y morra (Cynara tournefortii)… entre otras tantas especies. Tenemos un huerto experimental donde cultivamos una variedad antigua de ajo toscano, que es parte de un proyecto de investigación universitario. Tenemos una balsa realizada con técnicas de bioconstrucción, desde donde almacenamos agua de lluvia que canalizamos para regar los olivos. Hay gallinas; caballos, un burro; y una mastina llamada Noche que acaba de dar a luz a doce preciosos cachorros. Realizamos prácticas biodinámicas, y estamos comenzando nuestra colaboración con Olivares Vivos en aras de aumentar la biodiversidad de la finca. Además de otros cultivos en ciernes que te contaré en la próxima conversación, si Dios quiere…

VIDA RURAL
-¿Cada vez hay más personas que empiezan a valorar la vida rural y los productos que de ella nacen?

-Sin duda, está creciendo mucho el interés por lo rural. La pandemia ha sido un impulso para ello, porque nos hemos podido parar a reflexionar, y la capacidad de reflexión es quizás lo único que puede salvarnos. Nos asombraríamos de la clarividencia a la que podemos llegar si todos ejercitamos la inteligencia al máximo, poniendo en práctica nuestra verdadera naturaleza, y yendo más allá de lo meramente material…