La crisis afecta al sector «bio»
2022 no ha sido un buen año para el sector ecológico. Tampoco lo será el 2023, si la Providencia no pone remedio. La alta inflación afecta a todo el mundo, también al sector “bio” y a sus consumidores. Podemos sortear la alta inflación buscando descuentos y alimentos de calidad pero menos demandados, como las legumbres.
Tras dos años de pandemia, 2022 no dio tregua a la economía española, que ha quedado muy dañada por la incertidumbre y el aumento de la inflación. Además, los pronósticos tampoco son demasiado halagüeños para 2023. No deja de crecer la preocupación de los españoles por sus finanzas. Según datos de Younited, un proveedor de crédito instantáneo europeo, el 35,42% de las solicitudes de préstamos en 2022 han estado directamente destinados a la reunificación de deuda (19,54%) o la obtención de liquidez (15,88%). Estas dos categorías son, respectivamente, la segunda y tercera motivación a la hora de solicitar un préstamo al consumo, informa Younited. Las reformas del hogar ocupan la primera posición (20,77%). La citada firma ya identificó en el primer semestre un aumento del 3,3% del préstamo medio solicitado destinado a la liquidez como resultado de la inflación. La tendencia al alza del crédito medio se ha estabilizado a lo largo de la segunda mitad del año, situándose en un importe medio de 6.630 euros en el conjunto del año. A pesar de ello, la empresa ha recibido un volumen de solicitudes de crédito con este objetivo de más de 600 millones de euros. El mes en el que más préstamos se pidieron fue octubre, seguido de agosto, meses en los que el precio de la energía y la inflación tocaron techo. Estos datos, recopilados por esta firma dedicada al préstamo con interés, nos está diciendo que cada vez más españoles están teniendo problemas a la hora de llegar a final de mes. Y esto, obviamente, tiene consecuencias en el consumo. La cesta de la compra de alimentos ecológicos se está resintiendo. El principal problema: la alta inflación.
INCREMENTO DE COSTES
En revistamercados.com hemos leído: “La alimentación ecológica ganó de nuevo terreno en la cesta de la compra de los españoles en 2021, ya que alcanzó un valor de mercado de 2.752 millones de euros, un 8,86% más que en 2020, con un consumo per cápita de 58,15 euros al año (+9,71%), según Ecovalia. Su trayectoria en estos dos últimos años, a pesar de las incidencias negativas, no ha estado marcada por un frenazo brusco en la venta de productos ecológicos, sino que se ha mantenido muy estable”. El mismo medio añade: “En esta realidad ha influido el hecho de que los principales mercados de exportación del ecológico (más del 43%) tienen economías más fuertes que la española. Aun así, es en estos momentos de amenaza, en un contexto macroeconómico cada día más complicado, cuando se percibe mayor incertidumbre y precaución que durante el COVID-19”. “Nuestro temor es el incremento de costes, desde los insumos, que para el ‘bio’ son más caros, o las semillas, hasta los materiales de embalaje o transporte… Todo se ha casi triplicado”, sostiene Fernando Martín, gerente de Bioprocam. Continúa revistamercados.com: “De hecho, Adolfo García, gerente general de Camposeven, prevé un futuro complicado para el ecológico tanto por la inflación como por la subida de tipos de interés o el aumento de costes porque ‘este año los márgenes se han reducido tanto por estas subidas que, si no se trasladan al precio final, pueden hacer desaparecer a muchos agricultores’”.
UN FENÓMENO INTERNACIONAL
La 13.ª edición de Assises de l’Agriculture et de l’Alimentation Biologiques, organizado por Agence Bio, se celebró el 6 de diciembre de 2022 en París bajo el lema «Ecología y agroecología: lugar y papel de la agricultura ecológica en la transición ecológica». Este acto tuvo lugar en presencia del ministro de Agricultura francés, Marc Fesneau, quien prometió ayudas adicionales para apoyar a Agence Bio, encargada del desarrollo, promoción y estructuración de la agricultura ecológica francesa. Golpeado por la inflación y la caída de la demanda, el sector ecológico atraviesa dificultades también en Francia. Tras alcanzar un pico de consumo y ventas en 2020, el consumo ecológico se ha estancado o incluso ha disminuido, sobre todo desde este año. Para el ministro de Agricultura, «no porque estemos atravesando esta crisis no debemos seguir desarrollando la agricultura ecológica. La agricultura ecológica tiene su lugar». Se agradecen las palabras del ministro galo, pero las bonitas palabras y las declaraciones de buenas intenciones no son suficientes. Hacen falta políticas valientes que protejan al sector “bio”, que es el que más ayuda a enfriar el clima y el que también conserva la biodiversidad, las grandes encrucijadas a las que nos enfrentamos.
LLAMAMIENTO A LA CALMA
«Nunca se puede penalizar lo saludable», apunta el nutricionista Luis Alberto Zamora: «El dinero que te estás ahorrando lo vas a pagar en bajas laborales». No obstante, y entendiendo el contexto de subida de precios salvaje en el que vivimos, este experto en dietética recuerda que hay productos baratos y que son saludables, como las legumbres en conserva o las verduras congeladas. En esta línea entra también el recetario que creó el Ministerio de Consumo junto con la farmacéutica y dietista Boticaria García… de recetas saludables y baratas. Ángeles Parra, de la Asoc. Vida Sana y presidenta de BioCultura, llama a la calma: “El sector ecológico cuenta con un público muy fiel. Saldrá adelante. Aunque, eso sí, están cambiando algunas cosas. El consumidor busca los precios más baratos, marcas blancas, ofertas, descuentos, etc. Es normal. A la gente le cuesta llegar a final de mes. Tenemos que ser capaces de seguir consumiendo ecológico aunque varíen algo nuestras prioridades. La Naturaleza y nuestra salud nos lo agradecerán”. Para Pedro Burruezo, director de The Ecologist y de El Ecomensajero Digital, “es completamente necesario que la Administración tome cartas en el asunto. Si ha sido capaz de bajar el IVA de los alimentos básicos, también se pueden tomar otras medidas oportunas y significativas que afecten directamente al sector ecológico positivamente: incentivos fiscales para los productores ‘bio’, compras públicas masivas de alimentos que puedan favores a los consumidores por la indirecta bajada de precios, legislaciones que establezcan un mínimo de alimentos ecológicos para comedores escolares y hospitales y también, por qué no, para establecimientos hosteleros en general, etc.”.